«Cuando sea grande quiero ser Arquitecta»

Desde el Colegio de Arquitectura y Urbanismo de la Provincia de Santa Fe Distrito 1 (CAUPSF D1), compartimos las palabras enunciadas por Huellas de Arquitectxs, del colectivo Arquitectxs Sindicadxs que une a las y los profesionales que día a día mantienen viva la historia de nuestro país, visibilizando los principios de Memoria, Justicia y Verdad, que Argentina no debe olvidar:

Este nuevo aniversario del golpe más sanguinario que nos asoló como país, nos encuentra como Colegio, como arquitectas y arquitectos, en un momento y lugar particulares. Nos encuentra en medio de un camino que intenta visibilizar otras miradas, otras presencias, otras voces. Como las de este puñado de arquitectas y estudiantes, que nos vuelven a interpelar, como cada 24M. Su presencia incómoda y viva entre nosotros y nosotras, en cada acto, en cada actividad, en cada entrevista del audiovisual Huellas de Arquitectxs, en las baldosas colocadas en el atrio de nuestro Colegio, nos posibilita reconstruir nuestra historia como Nación, como santafesinas y santafesinos, y como colectivo de profesionales de la arquitectura. Nos permite reconocernos como lo que somos, como lo que fuimos, como lo que pudimos ser y, claramente, como lo que queremos ser.

En este 24 de marzo de 2023, hacemos extensivas sus miradas a través de este documento:

24 de marzo de 2023

Cuando sea grande.
Cuando sea grande quiero ser.
Cuando sea grande quiero ser Arquitecta.


Por detrás de mi voz
-escucha, escucha-
otra voz canta.


Norma era una mujer sencilla de pueblo, que soñaba con un mundo mejor. Como su amiga y compañera de carrera María Victoria, como Liliana, Ana María, Ileana y Gladys. Y como tantas y tantos.

Ellas eran artistas, poetas, trabajadoras, obstinadas constructoras del día a día, amorosas reparadoras de alas de colibríes, revolucionarias urdidoras de un mañana mejor. También valientes amantes, madres, hijas, novias, hermanas, compañeras. Vivieron sus jóvenes vidas con pasión (acaso había otra opción?), formando parte de una generación que nos enorgullece. Nos enseñaron que militar es verbo, no sustantivo.

Estas mujeres también fueron arquitectas. O soñaron serlo algún día. En sus sueños, ese anhelo colectivo ya había sido parido: el de una sociedad más justa, más bella, más inclusiva. Y era la arquitectura –así, en minúsculas, sin ningún ropaje altisonante- la herramienta que lo hacía posible.
Manos laburantes, pies en el barro. Convicciones firmes, eso sí. De esas que van a todo o nada. Miradas claras, de esas que miran a los ojos, constructoras de un aquí y ahora digno de ser vivido, desafiantes de lo establecido, tejedoras de mejores futuros. Para ellas, sí, pero sobre todo para sus amigas, para sus compañeros queridos, para sus madres y padres, sus hijas, sus hijos. Y para las hijas y los hijos de quienes ni siquiera conocían. Es que ese mundo mejor que soñaban era para todos y todas, sin distinciones, sin mezquindades.

Algunas de nuestras mujeres llegaron a vivir el orgullo de ser aquello que soñaron: fueron arquitectas, colgaron su título en el mejor lugar de la casa, y llenaron nuestra profesión de un sentido (siempre) nuevo, más ligado a la construcción de in-visibles redes de sutura del entramado social que al estereotipo heredado de la tradición que nos colocaba (colocaba?) en un pedestal, lejos de las necesidades básicas de un pueblo: un techo digno, una ciudad inclusiva, un barrio con servicios. Y laburaron allí donde la necesidad de construir un espacio bello, útil, socialmente arraigado las convocaba. Laburaron en territorio: en la villa, en la ciudad, en el centro comunitario, en la salita de primeros auxilios del barrio. Laburaron en una oficina pública, haciendo valer sus convicciones y su mirada comprometida con la sociedad frente al desinterés y apatía del jefe de turno. Laburaron en sus pequeñas empresas, buscando la vuelta a la realidad que muchas veces –o casi siempre- se muestra esquiva a quien intenta salirse del esquema, de lo socialmente esperado de nuestra profesión. Laburaron en cooperativas, desde el llano, cara a cara con la necesidad, intentando parir soluciones creativas ante los problemas de siempre y los nuevos desafíos. Laburaron de maestras comprometidas con su comunidad educativa. Laburaron de distintas cosas, pero en todas, con la misma impronta, el mismo sello: la entrega sin medida.

Dicen que ahora viven
En tu mirada.

Sostenlos con tus ojos,
Con tus palabras.


Este nuevo aniversario del golpe más sanguinario que nos asoló como país, nos encuentra como Colegio, como arquitectas y arquitectos, en un momento y lugar particulares. Nos encuentra en medio de un camino que intenta visibilizar otras miradas, otras presencias, otras voces. Como las de este puñado de arquitectas y estudiantes, que nos vuelven a interpelar, como cada 24M. Su presencia incómoda y viva entre nosotros y nosotras, en cada acto, en cada actividad, en cada entrevista del audiovisual Huellas de Arquitectxs, en las baldosas colocadas en el atrio de nuestro Colegio, nos posibilita reconstruir nuestra historia como Nación, como santafesinas y santafesinos, y como colectivo de profesionales de la arquitectura. Nos permite reconocernos como lo que somos, como lo que fuimos, como lo que pudimos ser y, claramente, como lo que queremos ser.

Para que sus vidas y su lucha no se hundan en el olvido, para que nuestra propia historia como Colegio se complete con los nombres de quienes por mucho tiempo permanecieron en un silencio que nos duele. Para que sepamos que siempre se puede pelear por lo que se cree. Para que desde un tablero, una pantalla, una oficina, una obra, un aula, sea donde sea que la arquitectura nos encuentre, la dignifiquemos entregando todo lo que somos, desde nuestras convicciones.

Para que ese espacio vacío que ellas y ellos representan en el conjunto de arquitectas y arquitectos que somos, ese hueco, pueda ser reconocido en primer término, en tanto nos constituye como colectivo, y resignificado luego como memoria activa que nos interpele en nuestro ser arquitectas y arquitectos hoy, sabiendo que hubo quienes pelearon por un mejor mundo, más justo, desde la profesión que nosotras y nosotros abrazamos.

Hoy, a pocos días de la conmemoración del 8M, que encuentra a nuestras compañeras y disidencias movilizadas, construyendo un nuevo paradigma en el que la igualdad de oportunidades en todo ámbito, momento y lugar sea un hecho y no una mera declaración de principios, donde no nos falte ninguna más, queremos nombrar a nuestras mujeres desaparecidas y asesinadas por el Terrorismo de Estado.

Hoy, a 47 años del inicio del golpe de estado genocida, volvemos a decir NUNCA MAS.

Norma, Ana María, Liliana, María Victoria, Ileana, Gladys: hoy las estamos nombrando.

No son solo memoria,
son vida abierta,

son camino que empieza
y que nos llama.


Cantan conmigo,
conmigo cantan.
Otra voz canta, Circe Maia (fragmento).

Arq. Ignacio Pez CAPSF 4493 Arquitectxs Sindicadxs

En homenaje a las compañeras desaparecidas y asesinadas por el Terrorismo de Estado, que nacieron, militaron, estudiaron o fueron desaparecidas en la Provincia de Santa Fe.

Ana María CIancio Salvarani, estudiante UNR, detenida/desaparecida el 30/03/1976 en Rosario. Continúa desaparecida.

Liliana Teresa Colombetti Sandri, estudiante UNC, detenida/desaparecida el 09/04/1976 en Yerba Buena, Tucumán. Su cuerpo fue encontrado en el Pozo de Vargas e identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el año 2014.

Norma Horizontina Coutada Roses, estudiante UNR, detenida/desaparecida el 01/09/1977 en Rosario. Continúa desaparecida.

María Victoria Gazzano Bertos, estudiante UNR, detenida/desaparecida el 14/09/1976 en Rosario. Sus restos fueron exhumados en el Cementerio de Andino, Santa Fe, e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el año 2011.

Ileana Esther Gómez Ríos, arquitecta UNLP, asesinada por las fuerzas represivas en la Masacre de Ituzaingó y Las Heras, en la ciudad de Santa Fe, el 19/01/1977.

Gladys Nelly Pamies Crespi, arquitecta UNR y maestra de grado en la Escuela Constanzo Vigil, detenida/desaparecida el 27/08/1977 en Rosario. Continúa desaparecida.

Si desean colaborar con el audiovisual Huellas de Arquitectxs, que recupera las historias de vida de un puñado de arquitectas, arquitectos y estudiantes de arquitectura perseguidos, desaparecidos y asesinados por el Terrorismo de Estado, que nacieron, militaron, estudiaron o fueron desaparecidos en la Provincia de Santa Fe, se pueden contactar vía e-mail huellasdearquitectxs@gmail.com.